Reserva Nacional
Alt Pallars - Arán
Lérida
81.772 ha
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LA RESERVA
Con sus 81.772 ha, es la mayor reserva nacional de caza de Cataluña y una de las más extensas de España.
Está situada en los Pirineos catalanes occidentales, y afecta a tres comarcas: El Pallars Sobirà, L'Alta Ribagorça y L'Alt Urgell, con un total de nueve municipios, ocho de ellos integrados en toda su superficie.
Limita al norte y al este con Francia y al sureste con Andorra. Encontramos el pico de Basera (2.692 m) en el cruce de Andorra con los términos municipales de Alins y Valls de Valira, continuando hacia el pico de Aós (2.406 m), y al sur el pico de Saloria (2.789 m), siguiendo el límite entre los términos municipales de Farrera con Alins y los de Tírvia y Llavorsí con el de Vall de Cardós, pasando por el pico de Malls (1.615 m). Continúa por el límite del término municipal de Llavorsí y Rialp con La Guingueta, y el término de Espot (Parque Nacional de Aigüestortes y Estany de Sant Maurici) con el de Alt Àneu, donde se encuentra el collado de Pinató (2.595 m), el pico de Colomers (2.931 m), y hacia el oeste, por el límite de El Pont de Suert i Vilaller, hasta llegar de nuevo a la frontera francesa.
Todo este extenso espacio, dominado por los ecosistemas de alta montaña, se subdivide geográficamente en una serie de valles que coinciden con las cabeceras de las principales cuencas fluviales de los Pirineos occidentales. Nos referimos a Vall de Boí, los valles de Àneu, Cardós y Ferrera, y a las cuencas hidrográficas del Noguera de Tort, Noguera Pallaresa, Noguera de Cardós y Noguera de Vallferrera.
Asímismo, hay toda una serie de lagos de alta montaña, de entre los que podemos destacar los de Colomers, Saboredo, Gerber, Cabanes, Mar, Tort y Rius y Certascan.
La altura máxima de la reserva coincide con la cumbre culminante de Cataluña: la Pica d'Estats, en cuyo alrededor pueden encontarse numerosos picos que sobrepasan los 2.700 metros.
LA FAUNA
La gran riqueza y la diversidad faunística, así como la presencia de especies singulares, escasas y de distribución reducida, son las características que definen la fauna de esta reserva.
De acuerdo con las características ecológicas de la alta montaña de los Pirineos, las especies forestales y de montaña son las más bien representadas dentro de este espacio.
Los extensos bosques de coníferas ofrecen refugio y alimento a especies eurosiberianas como el urogallo, que mantiene una población importante en la zona, el pito negro, consumidor de insectos xilófagos, la lechuza de Tengmalm, habitante de los bosques antiguos, umbríos y bien conservados, la becada, especie muy críptica y de hábitats crepusculares como la marta, carnívoro característico de la alta montaña pirenaica.
El medio forestal es también el hábitat característico de especies bastante abundantes, que en muchos casos se aprovechan cinegéticamente siguiendo los criterios establecidos en los planes de gestión correspondientes. Este es el caso del jabalí y del corzo, que están sometidos a distintos criterios de gestión basados en la abundancia de sus poblaciones. Otros, como el ciervo y el gamo, cuentan con poblaciones en crecimiento y se irán incorporando progresivamente al aprovechamiento cinegético a medida que la evolución poblacional lo aconseje. Por otra parte, son muchas las especies protegidas que, como el azor, el cárabo o el gato montés forman parte de la comunidad de especies animales de este extenso espacio natural, y que actualmente cuentan con poblaciones bastante saludables.
El piso alpino ofrece refugio a especies bastante interesantes típicamente boreoalpinas, como la perdiz nival, emparentada directamente con el urogallo, el gorrión alpino, que nidifica en las cumbres y las crestas más inaccesibles, o la marmota, introducida por los franceses, y de la que se encontraron los primeros ejemplares a principios de los años ochenta, y que después se distribuyó por la región. Es aquí donde también encontraremos el rebeco, típico representante de la fauna pirenaica, y uno de los objetivos principales por los que se creó la reserva en 1966.
Otras especies que vale la pena destacar son las grandes aves rapaces, como el águila dorada, el quebrantahuesos, el halcón peregrino y el buitre; especies ligadas a los ríos, como la nutria o la trucha común, o bien endemismos de distribución aún bastante desconocidos, como el desmán de los Pirineos, el tritón pirenaico o las lagartijas pirenaicas.
LA CAZA
Anualmente y en función de la población censada, la Dirección General del Medio Natural y Biodiversidad aprueba el plan técnico de gestión cinegética, con aprovechamiento de la modalidad de trofeo y selectiva.
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EL PAISAJE
La existencia de ambientes naturales bastante distintos y variados, el fuerte gradiente altitudinal, la diversidad de exposiciones y orientaciones con las que nos encontramos, y los distintos sustratos que se pueden ir encontrando en la zona, son los principales factores que han hecho que la vegetación de este espacio sea extremadamente rica y diversa.
Así pues, podemos ver que a una distancia de unos cuantos centenares de metros se puede constatar la presencia de especies mediterráneas y xerófilas como la carrasca o el romero, y de especies subalpinas, marcadamente higrófilas, como el pino negro y de especies subalpinas, marcadamente higrófilas, como el pino negro o el arándano.
Por otra parte, desde los sectores más bajos, cerca de las poblaciones situadas en los valles, hasta las cumbres más elevadas de las montañas, se observa una gradación altitudinal muy clara. Ambientes de montaña baja, media o alta, y otras muy similares a los de la taiga o la tundra, todos ellos situados en latitudes muy lejanas.
El fondo de los valles ha sido el sector más modificado por el hombre dentro del contexto pirenaico. A pesar de ello, aún podemos observar la existencia de carrascales y robledales. Estos bosques, que dominaban ampliamente estos sectores, fueron transformados de una forma generalizada en conreos y prados de guadaña.
El otro extremo, es decir, en las partes culminantes de las montañas, generalmente por encima de los 2.300 metros, nos encontramos con el piso alpino, que se caracteriza por la ausencia total de árboles y por el dominio de los prados, roquedos y canchales. Este piso tiene un gran interés botánico, y destaca por su riqueza en plantas de flores vistosas y bastante atractivas, así como por la presencia de especies protegidas y de varios endemismos botánicos característicos de la cordillera de los Pirineos.
El bosque ocupa una gran superficie, y destacan, por su extensión, los bosques de coníferas. Los abetales y los pinares de pino negro se encuentran en el piso subalpino, por encima de los 1.600 metros, y los pinares de pino albar dominan el piso montano, formando extensos bosques entre los 1.000 y los 1.800 metros
Los bosques caducifolios son mucho menos abundantes; se pueden observar algunos hayedos, a menudo combinados con abetos y pinos negros, robledales de roble pubescente, y roble carrasqueño, bosques de abedules, etc. A menudo estas especies de planifolios se encuentran formando parte de bosques mixtos donde predominan las coníferas.
Finalmente, existe un grupo de comunidades vegetales bastante especializadas, características de unos ambientes singulares y muy determinados, como pueden ser los roquedales o riscales (rupícolas) y los embalsaderos o las turberas, las riberas de los ríos, los canchales, etc. Dentro de este gran grupo se encuentran algunos endemismos y especies protegidas de gran interés botánico y reducida área de distribución.
Fuente: Departamento de Acción Climática Generalitat